To ceder or not to ceder

por Victoria Pichel
Todavía recuerdo las sabias palabras de aquella empleada de local de ropa: "el jean cede...". Me lo dijo para explicarme por qué rayos me estaba dando un talle 34 cuando le había pedido un 36, que es mi talle de pantalones desde hace más de quince años. Yo resoplé unas mechas de pelo que me caían sobre la cara y la miré con ganas de decirle: “¿en serio, rica? ¿asi que cede? mirá vos...”, pero no dije nada, suelo ser empática con las chicas éstas, no tienen la culpa. Tienen que vender de alguna forma (o de todas). Pues bien, con los cinco pantalones a cuestas me metí en el probador diminuto. No sé bien por qué la temperatura de esos cubículos siempre es diez grados mayor que la del local en sí mismo, lo cual complica la maniobra, ya que hay que lidiar con la cortinita que se abre, el metro cuadrado de superficie disponible, la perchita que no alcanza para colgar todo lo que una lleva, en fin. Tortura, como siempre. Después de algunos minutos de sudor e insultos autoproferidos, culminé la tarea probatoria y me fui con un jean. Que, gracias al maldito Murphy ése, siempre es más cómodo en el probador del negocio que en la amplitud de tu habitación. Recuérdalo amiga. “Igual, hay que usarlo. Gasté bastante dinero en él y hay-que-usarlo”, me digo para alentarme. “Hay que hacerlo cederrrr. Usarlo hasta que reclame piedad. Vamos. A ponerme el jean, sí. ¡Tú puedes! Argghh… Fuerza. Sí, ahí ssstá. Eso. Bien, gracias al cielo ahora tienen botones y no cierre. Los botones son más piadosos, sí. A ver…el forro de los bolsillos, hay que acomodarlo, ggrrr…puf. Ahí está. Bien. Lindo. Ajá… me calcé el pantalon completo. Vaaamo'. Uia. Pero no puedo respirar. Ok, no importa… total el otro día me hiperventilé leyendo el resumen de la tarjeta de crédito. Estoy compensada”. Y finalmente el jean cede, después de varios años de uso intensivo. Lustros más, lustros menos. Pero así como “te cede”, también “te contrae”. Porque todo ese laburo nefasssto y forzoso que una hace para conseguir que el dichoso pantaloncito por fin se rinda a nuestra anatomía, se va al cuerno al momento de darnos cuenta que...hay que lavarlo. Y ahí te quiero ver, querida, volviéndote a enfundar en ese pantalón recién planchado, que parece haberse vengado del género femenino entero transformándose en un talle 32. Ni Dr. House te puede ayudar en ésa. Por lo tanto, una llega a la empírica y triste conclusión de que la empleada tenía razón: el “jean cede”, claro, pero siempre a costa de nuestra comodidad y persistencia a lo largo del tiempo. ¡Acá alguien tenía que decir la verdad, caramba! ¡Llegaremos hasta las últimas consecuencias! ¡Cueste lo que cueste! Caiga quien caig...¿de dónde me suena esto? ¿algún abogado acá? ¡UN ABOGADO, POR FAVOR!

7 comentarios :

luciaM_ ,  1 de junio de 2010, 15:25  

Los jeans nunca ceden... excepto que te lleves del local un jean que te queda pintado, PIN TA DO, diosa total, y no te importan los 400 mangos que te salió porque te queda divino... ahí sí cede. Cede al segundo uso (con suerte al segundo, si no es el día de su triunfal estreno) y te baila, y te deja mostrando sectores de tu anatomía que preferirías mantener en el anonimato, al menos en la calle. Y no vuelve a quedarte como en el probador ni aunque lo llevés al Laverrap de peor fama del barrio, de "nooo no lleves la ropa ahí que te encogen hasta los pañuelos!"
La búsqueda del jean perfecto es una quest eterna.
Excelente post Vicz.

Unknown 1 de junio de 2010, 15:48  

No hay que llevarle el apunte a los vendedores. A mi me insitía un vendedor de zapatillas con un talle menos que el mío pero no di el brazo a tocer y llevé de mi talle. Lamentablemente aún con el talle correcto me aprietan un poco si las uso mucho y sería imposible ponermelas si le hubiera hecho caso al vendedor y compraba el talla más chico.

María Emma 1 de junio de 2010, 16:23  

He llegado a la conclusión que en los probadores debería haber una cama. Una se acuesta, cierra el dichoso jean y luego se para... si puede jajaja

J ,  1 de junio de 2010, 16:58  

Excepto en Levis o Kosiuko. Ahí le preguntás a la vendedora -¿Cede? Porque el último que compré se estiró 10 talles- y ella contesta -Nooo,¿ceder? JAMÁS!!! ¡Los jeans no se estiran!- hasta que, efectivamente, lo lavás, y el jean talle 38 que habías comprado se convierte en un 108. Más que un jean, pasa a ser un vestido de jean. I HATE LEVIS.

VeroA ,  3 de junio de 2010, 21:07  

chicas si quieren que el jean ceda.. lávenlo con suavizante... caso contrario jamás ponerle suavizante al lavado! muy bueno el post!

Anónimo ,  10 de junio de 2010, 15:08  

Yo quiero denunciar que los pantalones vienen en dos modelos: para muchachitos o para señoras.
Tenés que elegir enre el que está hecho para mujeres sin formas, y en mi caso me quedan enormes de cintura, o los que son de vieja, con pinzas y un corte prehistórico.
Y no ceden, eso es verso, como los zapatos de charol. Los que ceden son los de cuero, pero no de donde te gustaría.

Anónimo ,  11 de agosto de 2010, 18:15  

yo pasé ambas experiencias, voy a dar un ejemplo de cada una.
Me compré un jean en sarkany, muy lindo, q a pesar de ser mi talle (26) me quedaba bien de cintura pero un poco bastante apretado de piernas, porque tengo unas gambas de chancho increibles, según la vendedora el jean iba a ceder y me iba a quedar genial; lo sigo usando pero jamas cedió.
Por otro lado hace un par de meses me compré un jean en Materia, calzaba perfecto, me encantaba el color y todo, esa misma noche lo use para salir y me lo tenía q sostener porque se me caía, y ni hablar de las bolsas q me hace ahora en la cola.
Indignadisima estoy con los jeans, una nunca sabe que comprar.

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