incóMODA
por Victoria Pichel
Los talles
Hoy, en nuestro consultorio de frustraciones, hablaremos de la experiencia de comprar ropa. Sí amigas, esa actividad tan deseada por todas y que por un motivo u otro siempre termina haciéndonos sentir una Ballerina usada. Porque todas salimos con el ánimo de conseguir prendas lindas (y baratas) y volvemos con bronca, frustración, gastos no previstos y un futuro presupuesto en modistas que arreglen de todo.
Amigas, ¿no les ha pasado que se sienten viviendo en un mundo que no las comprende? ¿En una tiranía 90-60-90 que desconoce medidas femeninas reales arrrrgentinassss, y que ofrece pocas variedades? Nadie está pidiendo milagros, ¿no, amigas? Simplemente queremos conseguir un pantalón de nuestro talle que no nos quede forzadamente capri, o que no debamos hacerle veinticuatro pinzas para no perderlo por la calle. Una remera que no nos deje el ombligo a la vista (porque los nineties pasaron hace veinte años, chicas) y que el corpiño no asome por el escote pronunciado. Una pollera que nos suba por la cadera con facilidad sin recurrir a Figurella y que no nos haga una bolsa sobre el trasero. Y así podría seguir dando ejemplos, infinitamente. Porque conseguir una prenda que nos calce a la perfección es cuasi imposible en este país, donde los talles están diseñados para un reducido grupo de mujeres: las flacas, altas y pechugonas. Una muñeca Barbie. Yo no recuerdo haber tenido en toda mi existencia joven/adulta un solo pantalón al cual no haya tenido que cortarle unos diez centímetros de cada pierna. Todos con dobladillo casero, lo cual es sinónimo de horror. Sin hablar de que los pantalones (que -gracias al cielo- todavía son de tiro bajo) vienen en unos escasos cinco talles y si, en el afán de no mostrar los rollitos, en ninguno cupiste, a llorarle al señor Levi’s.
No hay ley de talles que arregle este entuerto, amigas. La alegría de enfundarnos en ropa que calce como guante, sin “le metés una pinza acá, le tomás acá y le cortás ahí”, habrá quedado para el recuerdo de nuestros años mozos (cuando usábamos talle 10). Ahora hay que conformarse. Y aprender a insultar en variados idiomas.
Queridas amigas, esto fue nuestro tema de hoy en el consultorio de frustraciones. Espero sus testimonios de vida. Hasta el próximo encuentro y recuerden siempre nuestro lema: “somos bellas, nos amamos y queremos vestirnos. Completas”.
14 comentarios :
Yo me resigne a no encontrar ropa hace años.
aaaaay fiaca! yo justo ahora estoy en shopping season y me da fiaca de pensar no más sacarme las zapatillas para SUFRIR con los pantalones!
esta petisa adhiere al post, sobre todo con los pantalones: si no quedan cortos, quedan anchos.... :(
y ni hablar de otras prendas...
besossss
Entré a un local de Avellaneda, me compré un pantalón talle 3, lo usé, a la media hora me quedó grande, regreso al local, me compré el mismo pantalón en talle 2, llego a casa y no entro ¿?
¡ODIO que no sean uniformes en los talles!
Y ni hablar si comprás en Normandie.. salis llorando porque cuándo pensas que sos un talle 38 salis de ahí con un 46!!!!! buuuhhhh
Ahh imposible sentirme más identificada!! Jamás puedo comprar un pantalón "para estrenar esta noche"; lo estrenaré una vez que haya sido cortado para sacarle los 10 cm de tela que le sobran (o que le faltan a mis piernas!); casi nunca pude comprar una pollera o un vestido sin terminar con un leve ataque histérico; infinidad de veces el talle 2 me quedó chico y el talle 3 me quedó grande... y así hasta el infinito. Con el agregado de escuchar de las vendedoras el onmipresente "mirá que después cede" (lo que cede es la costura querida, y eso no se llama "ceder" sino "romperse"...)
Hace tiempo q no me compro jeans.
Mido 1,80. No hace falta explicar más.
Ahora q estoy en una etapa "zen" en vez de pasar por ese tipo stress opté por medias gruesas y polleras. Claro, polleras de algodón, modal esas q tienen muchas más probabilidades de calzar q un put* jean.
Cintia: yo anduve en la misma varias semanas, usando polleras de modal o algodon, con calzas, porque los pantalones no me cerraban. Hasta que llegó el frio y no pude más y me tuve que comprar un jean nuevo. Elastizado. Que se me estiró y ahora se me cae. jajajajaja
JA! Medias abajo de las calzas y enjoy! :P
Soy flaca y alta, y les digo que también se complica!! Los pantalones que no me quedan cortos vienen muuuy largos y de todos modos tengo que hacer ruedos. Los jeans también es complicado: o son cortos o se me caen! Tema aparte, los vestidos, blusas, y sobretodo las bikinis... Con de tanta silicona dando vueltas, parece que ya no quedan mujeres con 85 o 90 de busto!!! Ser flaca tampoco resuelve el asunto ;)
Para solucionar el tema de los ruedos, en Atoba te hacen el ruedo para que quede como el comprado y no como el casero ;)
A veces lo que hay que buscar más que el talle correcto es la marca que tenga el corte acorde a la forma de nuestro cuerpo.
Todas las marcas crean con un estereotipo de mujer en mente... vayamos a la que más se asemeje a nosotras.
Y sí, una buena modista es nuestra mejor amiga. Para que una prenda calce perfecto, siendo que cada persona es única, tiene que pasar sí o sí por un par de ajustes.
Por otro lado, las marcas top ofrecen el servicio de tailoring.
si es verdad lo que dice Thelma, las ropas de "marca" calzan mil veces mejor, duele un poco el bolsillo, pero bueno no tenès que esperar a la modista!
Toooda la vida he sufrido al respecto.. =(
Por eso he optado por aprender a hacerme mi propia ropa.. jaja.. Ya usé una pollera que me hice.. Eso sí.. más de una prenda por temporada, a esta velocidad, no tengo..
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