incóMODA

por Victoria Pichel

No culpes a la playa

¡Hey! no teman, he vuelto y más reloaded que nunca (bueno, tampoco crees falsas expectativas en los lectores, ¡irresponsable!).

Algo que me parece horroroso es esa tendencia a llevar el calzado de playa a otros ámbitos, más formales o citadinos.

Empecemos por un ejemplo que me tiene mal hace rato. Los “demasiado bien ponderados” CROCS. Esos ¿suecos? de plástico de colores, que medio planeta usa para toda ocasión, sport, laboral, de noche y de día. A ver, no hace falta que yo les aclare que ese calzado no luce lindo. Mucho menos elegante. Es tosco, ancho, cuasi de juguete. Que los profesionales de la salud los elijan para reemplazar los aún más espantosos zapatos sanitarios de enfermeras, lo entiendo. Gente que pasa horas parada o corriendo de acá para allá necesita algo fácil de lavar y sin taco. Igual yo apostaría a que un buen par de zapatillas bien anatómicas son cuatro veces más efectivas que los Crocs de Belsebú.

De un tiempo a esta parte Argentina se estampó con los colores intensos de los Crocs y los usan desde pequeños demonios que ni caminan aún hasta señoras de cinco décadas (no, sí, bueno, estuve floja con la parafraseada, no se repite, lo prometo) para toda ocasión, creyendo que quedan preciosas cuando están lejos de dar un toque de distinción.

Gente, ¡es plástico! No tengo idea de qué infame origen son pero tengan por seguro que no dan para cualquier situación. Por más cool que seas, vas calzado con zapatos más apropiados para los Pin y Pon que para la oficina, aunque sea el más relajado de los estudios de diseño.

Y la otra víctima de mi columna de hoy son la archiconocidas Havaianas, en su origen ojotas de goma para playa y a la larga, devenidas calzado de verano para toda ocasión, ya sea cena con amigos, caravana por los boliches de moda o compras en el shopping.

Me van a tirar con argumentos pesados del tipo: "son comodíiiisimas", "el auto me pide" y que son versátiles, porque además los fabricantes le encontraron la veta en cuestión de segundos y las empezaron a mandar de a toneladas, en colores tan glamorosos como el plateado, el dorado y el peltre (supongamos que ya existen, y si no, esperen a la temporada verano 2011).

Nuevamente, el país entero and beyond, usando Havaianas a toda hora y en todo lugar, con polleras, jogging, chupines y PANTALONES CAGADOS.

Lo admito, estoy demasiado tajante con mis consideraciones pero ¿vivir en ojotas y suecos de plástico? ¿el buen gusto se lo jugaron al truco?

Por más cómodos que resulten ambos modelitos, les encargo la combinación plástico + calordeverano + fricción al caminar. ¿No es cierto que de sólo pensarlo dan ganas de revolearlas y ni siquiera usarlas para bajar a la playa?

Confío en que ustedes sabrán cómo evitar estas desinteligencias podales, por el bien de la humanidad.