Una cuestión de etiqueta

por Thelma Contino
Muchas veces me preguntan cuál es la mejor forma de vestir, cuál considero que es el outfit ideal para estar bien vestida.
Puesta fuera de contexto es una pregunta muy difícil de responder. Más allá del estilo personal y las tendencias de la temporada, lo más importante es ubicarse en la situación para la que nos vestimos.
Así, no es lo mismo vestirse para una fiesta en la playa que para la ópera en el Colón, por ejemplo. Aunque en ambas ocasiones queramos estar espléndidas hay una cuestión de etiqueta que las diferencia.
Las situaciones más formales, irónicamente, son las más fáciles de interpretar. Las invitaciones señalan explícitamente la etiqueta o se desarrollan en ámbitos que tienen un perfil muy definido. Entonces, mi consejo: respetar la etiqueta, que es lo que te va a hacer sentir cómoda. Por supuesto, seguir tu estilo personal, vestirte en la forma en la que vos te sientas espléndida mientras seguís siendo vos misma. Y, recién en tercer lugar, prestar atención a la moda.
Por suerte vivimos en una época en la que conviven tendencias de lo más disímiles: pitillos y palazzos, microminis y maxifaldas, blazers entallados y abrigos oversize... ¡todo vale!
Por eso el estilo personal puede ser más personal que nunca. El secreto está en elegir lo que mejor le siente a cada una y saber combinar las diferentes piezas para que el resultado sea más que la suma de las partes ;)
Pero volvamos a la etiqueta...
Muchos consideran que no importa, que si una está bien consigo misma no importa el contexto. Mentira. Acá van los ejemplos.

Epic Fail x 2

Nunca me voy a olvidar. Yo tendría 11 años, era una época económicamente compleja en el país, y mi tío festejaba la comunión de mi prima con un asadito en el campo.
La esposa de mi papá pregunta de qué viene la cosa y mi tío le dice que va a hacer algo súper sencillo y nos vendría bien un día al aire libre.
Hacia allá fuimos los tres citadinos. De zapatillas. Creo que ella era la primera vez que usaba unas fuera del gimnasio desde la adolescencia. En fin, hacia allá fuimos, para encontrarnos con un evento formal.
Todas las mujeres en vestidos de día, chales, peinados de peluquería y sandalias altas, y nosotras en all star.
De más está decirles que mi tío jamás fue perdonado.
Hace unos años me invitaron a ver tocar a un amigo. Pianista, treinta y pico de años, un tipo en general serio y formal con gustos musicales similares a los míos.
Allá fui con mi pollera, una blusita divina, tacos altísimos... para encontrarme con un público súper joven y vestido enteramente en jeans y Adidas. No sé si fue la diferencia de edad o de ropa, pero me sentí Matusalén. Nunca me sentí más vieja, ¡qué atrás quedaron las épocas de recitales de bandas incipientes!
Lo que nadie me había aclarado era que íbamos a ver a mi amigo tocar teclados para la banda de su hermano menor, del tipo Viejas Locas.

De más está decir que en ambas situaciones la terminé pasando súper bien. Seguramente porque, tanto de chica con mis zapatillas como de grande con mis tacazos, estaba cómoda conmigo misma, en mi estilo personal. Esa ropa se me hacía natural. Claro que si el objetivo era vestirme acorde al evento era un epic fail y llamé un poco demasiado la atención de los que me rodeaban, de forma negativa, pero de última estaba bien plantada sobre mis pies. No fue así en el primer ejemplo con la mujer de mi viejo, que había forzado las cosas y se había puesto un atuendo que le resultaba totalmente ajeno, para encontrarse con que su objetivo de encajar le había dado la espalda.
La segunda enseñanza sería: El estilo personal solo no alcanza, hay que respetar la etiqueta... pero no salirse NUNCA de lo que nos hace sentir bien con nosotras mismas.
Foto: @Cintia_Fournier + @pollypop.

4 comentarios :

Maxx Viñals 30 de diciembre de 2011, 11:48  

jajajaj totalmente,que buen relato Thel!!! a mi una vez me pasó en una cena tambien,pero me sentí horriblemente desubicado.Ahora cada vez que me invitan a algun lado pregunto el dresscode,por si las moscas!!! :) me mori con lo de "Matusalém" jajajjajaja. Besos

Lü Rios Benso 30 de diciembre de 2011, 15:45  

¡Muy divertidas las dos anécdotas!
Yendo a los extremos, yo prefiero siempre estar de más que de menos. Ante la duda, elijo levantar un poco, just in case. La mujer de tu papá, una ídola. Yo soy tan cabrona que creo que me doy media vuelta y me voy.

Lucía 2 de enero de 2012, 13:53  

Qué cierto lo que decís Thel, estar bien vestido también significa estar adecuadamente vestido al lugar, la ocasión y demás.
Yo pregunto el dress code, SIEMPRE. Lo adapto a mi estilo, pero no quiero estar over o under dressed, creo que me sentiría tan incómoda que me terminaría yendo del lugar.
En una época en la que iba mucho a fiestas de música electrónica, el dress code era "lo que sea, pero con zapatillas" (imaginate que unos stilettos en plena Creamfields NO DABAN); pese a que era lo que todos usaban, y lo que la lógica indicaba vestir, nunca logré sentirme cómoda saliendo en zapatillas, no es para nada mi estilo!

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